En primer lugar, creo que debemos tomar conciencia de que nosotros terapeutas, jueces, abogados, maestras, mèdicos, etc tambien vivimos en el mismo contexto que estas familias. La violencia no es patrimonio de algunos, sino un ingrediente que puede estar en todos. Por esta razòn, como señala C. Ravazzola, es indispensable hacer un registro de la propia violencia poder ponerse los zapatos de todos los integrantes de la flia.
Al incorporarse una flia con estas caracteristicas a un proceso terapèutico pasamos a formar parte del contexto y tendremos que desanestesiarnos, autorreflexionar para poder colaborar con ellos en la contruccion de un nuevo contexto no violento. Para esto, para poder producir algùn efecto en ese sistema, tendremos que proponer como primer paso poner la mirada sobre uno mismo e identificar nuestros aspectos violentos.
El consultorio privado, es bastante insuficiente en estos problemas se puede hacer algo, pero no es suficiente. Hace falta una red màs amplia que incluya grupos de autoayuda para ambas partes y abusadas.
Los terapeutas frente a estas situaciones
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