En nuestro país hace falta crear esta red, en coordinación con los grupos de autoayuda para mujeres golpeadas que ya existen.
La violencia hace necesaria la inclusión del contexto social en la terapia. No somos los terapeutas controladores sociales, pero necesitamos pensar y conectar este problema con el medio social.
Hace pocos días, una mujer que mató a su marido, en defensa propia, al salir de su detención, hizo un llamado a las mujeres golpeadas diciendo: no hagan lo que yo hice: no soporten, no permitan el abuso, denuncien y pidan ayuda!
Ella introduce otro tema: la denuncia. Este es un punto muy polémico, pero que creemos que debe ser pensado. Con la denuncia, la parte abusada se hace respetar. El tema es ¿dónde hacer la denuncia?, ¿la policía, el grupo más amplio de pertenencia? Hace falta pensar en algún tipo de dispositivo a través del cual la parte abusadora asuma su responsabilidad, el delito que comete, y la parte abusada se haga respetar. ¡Buscar un modo de romper el círculo de impunidad!
Sintetizando, el proceso terapéutico tiene como objetivo:
Contribuir a desanestesiar aquellos abusados, que no sienten el malestar.
Hacer distónico lo sintónico.
Crear condiciones de reflexión, de diálogo.
Facilitar las operaciones intergeneracionales y/o de pareja si son necesarias.
Tener el foco puesto sobre el cuidado de las personas, de las singularidades, y no de los sistemas como tales. Humanizar la familia.
Colaborar en la restauración de la justicia social en el seno de la familia. Cuestionar la impunidad, las desigualdades y la jerarquía de géneros. Colaborar en el fortalecimiento de la autonomía y autoestima de los abusados y abusadores.
Evitar que la violencia familiar se perpetúe de generación en generación.
Ofrecer un contexto terapéutico no violento.
Ofrecer grupos de autoayuda para violentos y abusadas.
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