A modo de introducción

El Instituto Nacional de la Familia y de la Mujer, ha llevado adelante una Primera Etapa de Capacitación de Funcionarios Públicos en Prevención, Asistencia y Tratamiento de la Violencia Doméstica en el marco del Programa Nacional de Prevención de la Violencia Doméstica.

Desde la planificación misma del Programa de Capacitación para Funcionarios Públicos, poca bibliografía fue relevada en torno a los contenidos, a la metodología y a las apoyaturas para llevar adelante instancias que nos permitieran lograr un alto nivel de impacto, en particular en lo que se refiere a nuestros primeros grupos-meta para la capacitación: funcionarios públicos en atención directa a víctimas de violencia doméstica ante situaciones de ingreso a la atención, o como situación subyacente al motivo central de la consulta o trámite.

Nuestro Programa de Capacitación en Prevención, Asistencia y Tratamiento de las Víctimas de Violencia Doméstica ha logrado sin duda alguna un alto impacto a nivel del funcionariado público que participó del mismo hasta la fecha. Sin embargo aún cuando era ése el objetivo central explícito del programa, es decir, lograr cambios en las actitudes, comportamientos y trato con las víctimas de violencia doméstica, informando, sensibilizando y capacitando en la búsqueda conjunta de alternativas, se puso en marcha, un Programa Integral de Prevención de la Violencia Doméstica, que permitiera una acción articulada y coherente entre funcionarios y víctimas, a través de Seminarios, Talleres, audiciones radiales, folletería, campaña a nivel de los medios masivos TV y radio.

Sin embargo, no solamente la capacitación tuvo como beneficiarios directos a los funcionarios policiales, Municipales, de los Centros de Información de Derechos de la Familia y de la Mujer, del Instituto Nacional de la Familia y de la Mujer, de médicos de emergencia, de estudiantes de medicina, de abogados, sino que se constituyó en un permanente desafío por incrementar en cada curso el nivel de impacto real, evaluando resultados, redefiniendo objetivos intermedios, reformulando y repensando técnicas y metodologías de trabajo, creando, innovando, creciendo nosotras mismas en este ejercicio que implicaba un desafío continuado y creciente. Medir los riesgos de las expectativas, los riesgos de las omisiones, los supuestos "sobreentendidos" no presentes, etc., etc.

Todo ello, sumado a la ausencia de material de referencia nos llevó a definir como objetivo de mediano plazo el sistematizar nuestra experiencia, analizarla y compartirla con todos aquellos que estén embarcados en esta dura tarea de juntos llegar a decir "basta" de colocar "límites", de buscar conjuntamente nuevas identidades, reconstruir autoestimas, derribar barreras, construir un mundo mejor, distinto, transformado y transformador, dinámico, cambiante, con ruptura de estereotipos, hora de tomar nuevas posiciones en nuestros espacios, pequeños o grandes, pero espacios válidos y por ello mismo "poderes", suma de poderes que debemos ejercer desde nuestras posiciones del "no poder", del no poder de los sectores más vulnerables.

Utilicemos todas nuestras pequeñas parcelas de poderes, ejerzámoslos, y cambiemos estos mundos privados donde la violencia y la discriminación contra los más débiles es muchas veces el entorno cotidiano, es decir, su ámbito de vida convertido en frustación, humillación y rechazo.

Conjuntando esfuerzos para alcanzar nuestros objetivos me permito compartir con Uds. una monografía que preparé en julio de 1992 en el marco del Post-Grado en Ciencias Sociales de Familia de la Universidad Católica del Uruguay y que obviamente incluye mi propia perspectiva y enfoque en relación a la violencia doméstica.

Violencia Familiar Desde una Perspectiva Sistémica

Consideraciones Preliminares

La violencia familiar es tema de preocupación creciente tanto a nivel público como privado. El aumento en la visibilización de la problemática femenina, que es sin duda uno de los resultados más irreversibles del nuevo movimiento de mujeres a nivel mundial que surge a partir de los años de la década de la Mujer, 1975 - 1985, ha logrado sensibilizar y concientizar a la opinión pública y a sus dirigencias en la problemática de la violencia familiar.

Sin embargo, muy poco se ha investigado sobre esta temática, sus características, particularidades, tipos de agresores, de víctimas y de contextos. Importa señalar asimismo que aún cuando se utiliza la denominación "Violencia Familiar" ello no implica que se esté trabajando en la elaboración de estrategias para su prevención y tratamiento desde una perspectiva sistémica, sino que el concepto es generalmente utilizado para violencia que se da en el seno familiar, es decir, dentro del ámbito doméstico, dentro del hogar.

Así es que, aún cuando se utiliza terminología sistemática, el abordaje es individual: se trabaja en violencia contra la mujer y en violencia contra los niños. Por su parte, no existe suficiente información sobre organizaciones que trabajen en la problemática de la violencia contra los ancianos; tal vez la inexistencia hasta hace muy poco de canales adecuados para su denuncia o para su atención impiden contar con información relevante, pero quienes trabajan con este sector etario saben de su existencia, de la enorme vulnerabilidad de los ancianos y de su impotencia ante este tipo de situaciones.

La violencia familiar, así como todas las manifestaciones del sistema familiar debe estudiarse desde una perspectiva sistémica y debe incorporar la dimensión de género en el análisis de la problemática que el sistema presenta. Estudiar la violencia familiar desde una perspectiva sistémica implica tomar en cuenta a todos y cada uno de los integrantes de la familia en sus relaciones e interacciones y no a individuos aislados de su contexto familiar. La incorporación de la dimensión de género al análisis de la problemática, conlleva la elaboración de un marco de análisis de género diferencial frente a los enfoques supuestamente nuestros (genderblind approaches) que eliminan de un plumazo una serie de alternativas válidas en la consideración de los problemas familiares. Existe evidencia empírica suficiente para afirmar que la negación de la dimensión de género ha provocado efectos negativos adversos sobre las familias atendidas por problemas de violencia.

* Post-Grado en Ciencias Sociales. Especialización: Familia

Consideraciones preliminares

La idea de circularidad es uno de los conceptos centrales y dentro de él se hace necesario precisar que los comportamientos del sintomático, que hasta hoy había sido, y para algunos continúa siéndolo, el sujeto a tratar, es solamente una parte de una "danza general recurrente". Cuando esa persona es entrevistada con su familia, en sus relaciones e interacciones con los demás aparece algo totalmente diferente. En la obra citada de Bateson, éste establece una distinción entre el mundo de los objetos físicos y el de las formas vivas. En el último, la información y las relaciones son importantes, no solamente la fuerza.

Bateson pone el ejemplo de patear una piedra y patear un perro. Al patear una piedra el recorrido puede preverse en razón del peso y de la fuerza del puntapié, pero al patear a un perro su reacción depende de otros múltiples factores y de la propia energía del animal, por lo cual el resultado es imprede-cible. El perro huir o atacar al hombre, y este comportamiento puede a su vez llevar al hombre a modificar su propio comportamiento dependiendo de lo que recibe proveniente de la reacción del perro. La teoría de Bateson clarifica conceptos que serían aplicables a los casos de violencia dentro del sistema familiar.

La familia como unidad de investigación al ser un sistema que transciende las fronteras de la persona aislada, pero con claros límites, puede constituirse en elemento clave para definir salidas viables frente a la violencia doméstica. Lynn Hoffman en su obra "Fundamentos de la Terapia familiar" dice que a partir de los estudios realizados por Bateson en Palo Alto, comenzó a ver que "un cambio en una familia dependía mucho de la interrelación entre una desviación y la forma en que tal desviación es mantenida dentro de ciertos límites". Asimismo, mucho le intrigó que la desviación "per se" no fuese una cosa negativa, como se creía". En las primeras investigaciones de grupos familiares ya se empezó a percibir la importancia de los comportamientos sintomáticos, que pueden ayudar a equilibrar o a desequilibrar un sistema. Los sistemas familiares que necesitan, por así decirlo, un sintomático, van a hacer todo lo posible para que cuando comienza a desaparecer o a mejorar el miembro sintomático, otro asuma su papel o continúe mostrando el comportamiento habitual, para que el sistema no cambie.

Esta resistencia al cambio de los sistemas familiares ha sido estudiada y analizada por varios autores. Para cuando alguien da señales de cambio en relación a otra, ésta otra actuará sobre la primera de tal manera que ese cambio disminuya. Otros dos conceptos relevantes para la investigación sobre violencia familiar son los de seudomutualidad y de familia enredada.

Consideraciones preliminares

M. Bowen fue uno de los primeros en hospitalizar familias enteras para su observación y tratamiento, quien considera la transmisión multigeneracional de enfermedades emocionales, la importancia de trabajar con la familia de origen y el concepto de diferenciación. Para Bowen la triangulación es un fenómeno que se da en todas las familias. Para él un sistema emocional de dos personas, formará bajo presión un sistema de tres. Un ejemplo es cuando surge una tensión, el que se siente más incómodo aliviará esa tensión triangulando ésta a una tercera persona a veces contando algo sobre ella. Sin embargo, la acción puede llevar a activar otros triángulos y una familia bajo presión puede atraer más gente de afuera.

En cuanto al concepto de diferenciación, Bowen observó que las familias con un miembro psicótico tenían una fuerte interdependencia a la cual él llamó la "indiferenciada masa del ego familiar", una "preexistente necesidad de permanecer".

La esquismogénesis, término acuñado por Bateson para el "proceso de diferenciación en las normas del comportamiento individual resultante de la interacción acumulativa".

Este concepto para Bateson describía el tipo de acción encontrada en el mundo natural y ejemplificada como círculo vicioso que ha sido llamada por otros autores: interreacción mutua", "Cadenas de retroalimentación positiva".

Bateson aplicó su nuevo término a las relaciones entre personas en oposición a los procesos causales mutuos en general.

Estos procesos se desarrollan por reacción mutua, exponencialmente. Este estudio que realizó de la sociedad iatmul, observó la aparición de ciclos autorreforzantes con reacciones en cadena. Se observan ciclos de dos tipos: simétricos y complementarios. Para los primeros valen los ejemplos de casos de rivalidad o de competencia y para los segundos de sumisión-dominio o dependencia-socorro.

En cuanto a las propiedades de los ciclos autorreforzantes Kenneth Boul-ding las analiza. Boulding habla de lo mismo que Bateson: "de un proceso en que un movimiento, por una de las partes, cambia el campo de la segunda, obligándola a hacer y a un cambio compensatorio y así sucesivamente.

Para el ciclo sumisión-dominio, Boulding afirma que la persona dominante aumentará su poder sobre la sumisa hasta que la reacción de sumisión sea tan extrema que ya no estimule una reacción de dominio. A partir de ahí la persona sumisa se autovalora cada vez más, hasta desencadenar nuevamente la reacción de dominio, para que el ciclo se repita. Lynn Hoffman cuestiona los términos "dominante" y "sumiso" en razón que sugieren una lucha por el poder y habla de una "secuencia sistémica que ninguna de las dos personas tiene capacidad para resistir".

Consideraciones preliminares

Los conceptos de morfostasis y morfogénesis desarrollados por Magoroh Makuyama, resultan relevantes a la hora de ir definiendo un marco teórico conceptual a partir del cual se considerarán para su análisis los elementos que vayan surgiendo de la investigación que se propone.

De la morfostasis y la morfogénesis depende la supervivencia de cualquier ser vivo. La morfostasis significa que el sistema deja constancia frente a los caprichos ambientales, que logra esta retroalimentación negativa y la morfogénesis según la que en determinadas circunstancias un sistema debe modificar su estructura básica, lo cual implica una retroalimentación positiva o secuencias amplificadoras de la desviación.

En una investigación, cuyos resultados se publicaron en 1969, Minuchin, Montalvo y otros definieron tipos de estructuras familiares conectadas con ciertas cateogrías de problemas. Así se caracterizaron dos tipos principales: la familia enredada y la familia apartada. La primera se caracterizaba por una íntima interrelación de sus miembros. En ella los intentos de un miembro por cambiar resultan en rápida resistencia complementaria por parte de los demás. Son familias donde se da demasiada homeostasis. Por su parte, la familia apartada presentaba ausencia de conexiones poderosas y los nexos de relación entre los integrantes de la familia son débiles o inexistentes. Sus integrantes se desplazan como órlbitas aisladas, sin relación entre sí. En las familias enredadas, los límites entre la familia nuclear y la familia de origen son imprecisos y débiles. Ninguno de los dos subsistemas puede operar con facilidad.

En un esfuerzo de síntesis de los principales conceptos se han presentado diversas líneas de trabajo a considerar dentro de las diversas posibilidades que se irán abriendo. La utilización de este marco para lograr explicaciones válidas utilizables en la elaboración de estrategias alternativas para actuar en la prevención y el tratamiento de la violencia familiar, será esencial por cuanto estará validando o no, para el caso de la violencia las hipótesis sistémicas que surgen al intentar un abordaje familiar del problema de la violencia doméstica. Ello, a su vez, permitirá comenzar a transitar por un camino de solución alternativo al que hoy se está utilizando frente a la problemática en estudio. No resulta fácilmente aceptable que, en una manifestación que se da invariablemente en el ámbito doméstico y no en el ámbito público, el sistema doméstico familiar no esté involucrado y fuertemente involucrado en que el problema persista. De ahí la convicción que la solución no llegará a través del agresor o la víctima sino del sistema mismo.

Focalizaciòn del problema

La violencia familiar constituye un tema tabú, donde entran a jugar una enorme diversidad de factores que inciden en su ocultamiento y en definitiva en su impunidad. La violencia contra la mujer y la violencia contra los niños, que son las manifestaciones más conocidas de la violencia familiar, se da justamente en contra de los más vulnerables: niños y mujeres, al menos desde el punto de vista físico. También la violencia contra los ancianos estaría confirmando esto, ya que constituyen por cierto un sector con un alto grado de vulnerabilidad física y psíquica. Este problema se constituye así en una manifestación impactante de una problemática estructural determinada por pautas culturales, valores, roles y mitos que perpetúan discriminaciones de género, etárias generacionales que se constituyen en claras violaciones a los derechos humanos fundamentales de niños, ancianos y mujeres.

La necesidad de un replanteo de los contextos básicos que limitan el concepto de Derechos Humanos ha sido recogida por Isis Internacional en su publicación: "La Mujer Ausente - Derechos Humanos en el Mundo". En un trabajo de Soledad Weinstein "Apuntes sobre la Violencia Cotidiana que se incluye en la publicación de referencia, se presenta una hipótesis de trabajo que sugiere que la base de la violencia contra la mujer está realizada en la jerarquía establecida para los sexos en las relaciones de poder donde la mujer se ubica en una posición inferior. La discriminación de género separa la producción de bienes de la reproduccióny cuidado de los seres humanos no genera un mundo público y un mundo privado con funciones y roles para cada uno de los sexos. Allí se define la división sexual del trabajo, un reordenamiento de las relaciones cotidianas de las personas, y una jerarquización y diferenciación en cuanto a valores de los sexos. Comienza así a generarse relaciones de dependencia, inferioridad/superioridad. Soledad Weinstein, considera a la violencia como un mecanismo de control social, que tiende a mantener el sistema patriarcal. La legitimidad de este esquema se basa en la existencia de parámetros dicotómi-cos de la masculinidad y de la femineidad, asociándose la fuerza a la superioridad y a lo masculino, y la protección y debilidad a la identidad femenina. Las pautas culturales predominantes preven que los hombres estén condicionados a utilizar la violencia: competitivamente con sus iguales y opresivamente con sus "inferiores". Las mujeres por su parte, están determinadas a luchar con su temor a la violencia, a través de conductas adaptativas y de evitación y también aprendiendo a vivir con la violencia. Deben al mismo tiempo convivir con la violencia y evitarla. La exteriorización y el miedo es considerado como femenino en las mujeres y como cobardía en los hombres. El miedo en los hombres es transformado en agresión, en violencia y en las mujeres en sumisión. En razón de lo antedicho es fundamental la importancia de los patrones normativos y de valores que se manejan durante el proceso de socialización en el cual los comportamientos activos o agresivos son para los varones y los pasivos o sumisos para las mujeres. En la violencia doméstica la mujer sufre una forma de control que le hace perder su autoestima, su libertad y su dignidad.

Focalización del problema

Cuando se habla de salud mental, parece que se quisiera separar lo inseparable. Es necesario efectuar un abordaje que involucre al ser humano como entidad total. Bunge dice al respecto que "lo que hace que el hombre y la mujer sean humanos es un sistema funcional completo, de propiedades biológicas, psicológicas y sociales que no podemos comprender independientemente unas de otras". El concepto de salud mental no solamente es un concepto que involucra una globalidad, una integralidad, sino que también "implica juicios de valor y depende de lo que la gente espera de la vida.

Tradicionalmente, los enfoque de salud mental, de salud, han destacado el daño, la disfunción, la alteración y de la transgresión y no se han ocupado de igual manera de la alegría, la calidad, el placer de vivir. Es decir, estos enfoque han estado más enfocados en el trastorno que en la armonía. La ausencia de salud^ activaba los mecanismos existentes.

Las mujeres como gestoras de grandes cambios en la familia, en la maternidad, la pareja, aptitudes laborales, han logrado que se revisen conceptos, definiciones, pautas, comportamientos. Dice Ladi Lodoño en relación a la no aceptación de continuar siendo chivos expiatorios o a sentir culpas por fracasos o insatisfacciones de otros, que "A medida que las mujeres nos permitimos ser, cambiamos las expectativas sobre lo que debemos ser".

El concepto de salud mental implica "juicios de Valor y depende de lo que la gente espera de la vida".

La teoría de que la violencia es un comportamiento aprendido y cíclico ha sido perpetuada por la sabiduría popular y por los testimonios personales. Sin embargo, varios autores han cuestionado su validez, desestimando los estudios que avalan esta posición.

Se habla de la no representatividad de los trabajos y estudios realizados, la falta de datos empíricos y que la información que se maneja es de tipo testimonial y anecdótica.

Una consultoría de Naciones Unidas realizada en 1987 sobre la Violencia contra la Mujer dentro de la Familia, fue publicada en 1989 por el Centro para el Desarrollo Social y Asuntos Humanitarios de la Oficina de Viena. En dicho informe, se insiste sobre la ausencia de estudios relevantes sobre violencia doméstica, enfatizando un aspecto que resulta de interés para este planteamiento: señala que uno de cada tres cónyuges agresores sufrieron agresión ellos, pero esto deja claro que la mayoría, es decir, dos de cada tres no provienen de hogares violentos.