M. Bowen fue uno de los primeros en hospitalizar familias enteras para su observación y tratamiento, quien considera la transmisión multigeneracional de enfermedades emocionales, la importancia de trabajar con la familia de origen y el concepto de diferenciación. Para Bowen la triangulación es un fenómeno que se da en todas las familias. Para él un sistema emocional de dos personas, formará bajo presión un sistema de tres. Un ejemplo es cuando surge una tensión, el que se siente más incómodo aliviará esa tensión triangulando ésta a una tercera persona a veces contando algo sobre ella. Sin embargo, la acción puede llevar a activar otros triángulos y una familia bajo presión puede atraer más gente de afuera.
En cuanto al concepto de diferenciación, Bowen observó que las familias con un miembro psicótico tenían una fuerte interdependencia a la cual él llamó la "indiferenciada masa del ego familiar", una "preexistente necesidad de permanecer".
La esquismogénesis, término acuñado por Bateson para el "proceso de diferenciación en las normas del comportamiento individual resultante de la interacción acumulativa".
Este concepto para Bateson describía el tipo de acción encontrada en el mundo natural y ejemplificada como círculo vicioso que ha sido llamada por otros autores: interreacción mutua", "Cadenas de retroalimentación positiva".
Bateson aplicó su nuevo término a las relaciones entre personas en oposición a los procesos causales mutuos en general.
Estos procesos se desarrollan por reacción mutua, exponencialmente. Este estudio que realizó de la sociedad iatmul, observó la aparición de ciclos autorreforzantes con reacciones en cadena. Se observan ciclos de dos tipos: simétricos y complementarios. Para los primeros valen los ejemplos de casos de rivalidad o de competencia y para los segundos de sumisión-dominio o dependencia-socorro.
En cuanto a las propiedades de los ciclos autorreforzantes Kenneth Boul-ding las analiza. Boulding habla de lo mismo que Bateson: "de un proceso en que un movimiento, por una de las partes, cambia el campo de la segunda, obligándola a hacer y a un cambio compensatorio y así sucesivamente.
Para el ciclo sumisión-dominio, Boulding afirma que la persona dominante aumentará su poder sobre la sumisa hasta que la reacción de sumisión sea tan extrema que ya no estimule una reacción de dominio. A partir de ahí la persona sumisa se autovalora cada vez más, hasta desencadenar nuevamente la reacción de dominio, para que el ciclo se repita. Lynn Hoffman cuestiona los términos "dominante" y "sumiso" en razón que sugieren una lucha por el poder y habla de una "secuencia sistémica que ninguna de las dos personas tiene capacidad para resistir".