Focalizaciòn del problema

La violencia familiar constituye un tema tabú, donde entran a jugar una enorme diversidad de factores que inciden en su ocultamiento y en definitiva en su impunidad. La violencia contra la mujer y la violencia contra los niños, que son las manifestaciones más conocidas de la violencia familiar, se da justamente en contra de los más vulnerables: niños y mujeres, al menos desde el punto de vista físico. También la violencia contra los ancianos estaría confirmando esto, ya que constituyen por cierto un sector con un alto grado de vulnerabilidad física y psíquica. Este problema se constituye así en una manifestación impactante de una problemática estructural determinada por pautas culturales, valores, roles y mitos que perpetúan discriminaciones de género, etárias generacionales que se constituyen en claras violaciones a los derechos humanos fundamentales de niños, ancianos y mujeres.

La necesidad de un replanteo de los contextos básicos que limitan el concepto de Derechos Humanos ha sido recogida por Isis Internacional en su publicación: "La Mujer Ausente - Derechos Humanos en el Mundo". En un trabajo de Soledad Weinstein "Apuntes sobre la Violencia Cotidiana que se incluye en la publicación de referencia, se presenta una hipótesis de trabajo que sugiere que la base de la violencia contra la mujer está realizada en la jerarquía establecida para los sexos en las relaciones de poder donde la mujer se ubica en una posición inferior. La discriminación de género separa la producción de bienes de la reproduccióny cuidado de los seres humanos no genera un mundo público y un mundo privado con funciones y roles para cada uno de los sexos. Allí se define la división sexual del trabajo, un reordenamiento de las relaciones cotidianas de las personas, y una jerarquización y diferenciación en cuanto a valores de los sexos. Comienza así a generarse relaciones de dependencia, inferioridad/superioridad. Soledad Weinstein, considera a la violencia como un mecanismo de control social, que tiende a mantener el sistema patriarcal. La legitimidad de este esquema se basa en la existencia de parámetros dicotómi-cos de la masculinidad y de la femineidad, asociándose la fuerza a la superioridad y a lo masculino, y la protección y debilidad a la identidad femenina. Las pautas culturales predominantes preven que los hombres estén condicionados a utilizar la violencia: competitivamente con sus iguales y opresivamente con sus "inferiores". Las mujeres por su parte, están determinadas a luchar con su temor a la violencia, a través de conductas adaptativas y de evitación y también aprendiendo a vivir con la violencia. Deben al mismo tiempo convivir con la violencia y evitarla. La exteriorización y el miedo es considerado como femenino en las mujeres y como cobardía en los hombres. El miedo en los hombres es transformado en agresión, en violencia y en las mujeres en sumisión. En razón de lo antedicho es fundamental la importancia de los patrones normativos y de valores que se manejan durante el proceso de socialización en el cual los comportamientos activos o agresivos son para los varones y los pasivos o sumisos para las mujeres. En la violencia doméstica la mujer sufre una forma de control que le hace perder su autoestima, su libertad y su dignidad.

1 comentario:

  1. Debemos tener en cuenta que este problema nos esta atacando pero no nos quedemos callasdos, tenemos quien nos apoyen

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